Talento IT, perdería su esencia si no habláramos de emociones. Por eso, de vez en cuando me gusta escribir sobre aprendizajes vitales. Para mí, es una forma de asentar lo que aprendido para seguir avanzando y por supuesto, compartirlo contigo, por si puede ayudarte.
Hace unos meses, leí un artículo diferente a lo que estaba acostumbrada a leer. Xavier Guix, hablaba en el periódico El País sobre “La Obsesión por uno mismo”, y explicaba que vivimos tan pendientes de nosotros mismos que nos olvidamos de vivir. Reflexión que me había comentado en más de una ocasión mi padre y que ha marcado mi aprendizaje vital de este año.
La gran mayoría de los psicólogos y mucho libros de autoayuda, nos hablan de la importancia del autoconocimiento; observarse, escucharse, entenderse … en definitiva, conocerse a uno mismo y estar conectado con nuestras emociones. No tengo ninguna duda que el autoconocimiento es imprescindible para vivir e incluso sobrevivir emocionalmente, pero se habla muy poco que tanta autoreflexión se puede convertir en un problema; la obsesión por uno mismo.
Hablando con Laura Chica, tuvimos una conversación que explica bastante bien lo que quiero decir:
-¿Eres feliz? -dijo Laura - Hago esta pregunta porque tú siempre me lo preguntas.
-Si, mucho - contesté yo- Pero me he dado cuenta que tengo que ser más prudente haciendo esa pregunta. Un día me contestaron que "hacía preguntas muy difíciles".
-La pregunta es fácil, pero la respuesta puede ser difícil para muchas personas -dijo Laura.
-Cierto, además es mi forma de decir que esa persona me importa-contesté yo.
-Ya lo sé -asentó Laura con una sonrisa.
Como esta transcendental conversación, todo tiene su momento. La vida es una continua crisis y dependiendo de ese momento vital en el que te encuentres, puedes dudar de tu felicidad, en el mismo instante que te lo preguntas.
Vivimos en una búsqueda obsesiva por encontrar la felicidad y estar pendiente todo el día de uno mismo, nos ocasiona una insatisfacción permanente, olvidándonos de que la vida pasa, olvidándonos de vivir.
Si has probado y consumido todo tipo de materialismo espiritual, tal vez estés en ese momento del que te hablo y pueda venirte bien, olvidarte de ti, pero sin extremos, lo justo. Hablo de acordarte de ti pero sin obsesionarte contigo.
Espiritualidad en su justa medida
Conócete a ti mismo, pero en su justa medida. Si eres de darle demasiadas vueltas a las cosas, seguramente el autonocimiento y el querer tener respuestas para todo, sea tu mayor obstáculo para estar bien. Dicho de otro modo, si eres de los que te pasas el día pendiente de todo lo que sientes, piensas y buscando explicaciones a todo lo que pasa por tu cabeza, te puede ocasionar más problemas que beneficios; obsesionarte, confundirte, alejarte de la realidad, dificultarte la convivencia con los demás, vivir atrapado en tu mundo y bloquearte por tanto análisis.
Cuanto más centrado estés en ti, más descentrado estarás en lo que te rodea y más fácil será perderte en tus pensamientos.
Aprende a mirar fuera de ti
No creas que el mundo gira a tu alrededor, deja de dar vueltas sobre tu propio eje. Observa, escucha, toca, saborea, huele... disfruta de los pequeños placeres de la vida.
- Escucha el silencio sin prestar atención a tus pensamientos
- Lee una novela desconectando de ti
- Mira a los pájaros pensando en su disfrute
- Baila y canta creyéndote Justin Timberlake o la misma Beyoncé
- Ayuda a los demás, no para sentirte bien, sino porque a ellos les ayuda a estar mejor
- Abraza y pierde la noción del tiempo
- Saborea cada comida, cada momento
- Deja de pensar que nadie te entiende porque tienes una sensibilidad especial
Prueba a olvidarte de vez en cuando de ti mismo y siente con todos tus sentidos lo que hay fuera de ti, tu ego te lo agradecerá.
No pienses mucho, piensa poco y bien
Pensar y analizar todo lo que ocurre en la vida y en el universo, no te asegura las respuestas. De hecho, no por pensar mucho, conseguirás lo que buscas. La calidad (y no la cantidad) de tus pensamientos, determinará tu calidad de vida.
Aprende a pensar, sin desgastarte ni entrar en bucles que te amarguen la existencia.
Reflexión
Parece que estoy hablando de la vida contemplativa, pero para nada es mi intención. Tan solo quiero compartir contigo que dejes de conocerte y analizarte constantemente. A mí, me ha ayudado a afrontar mis problemas desde la calma, sonreír sin motivo y ya no solo “Bailo aunque me llamen loca” sino que bailo la vida con break dance, desconectando para conectar y encontrarme.